lunes, 11 de agosto de 2014

Las Perseidas y la extra-superluna pugnarán por reinar en el cielo de agosto



Las Perseidas y la extra-superluna pugnarán por reinar en el cielo de agosto

Las cien estrellas fugaces habituales pueden quedarse relegadas por el brillo de la luna llena más grande y brillante del año

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MARTINA MISER
MARTINA MISER
Durante la segunda semana de agosto, la Luna llena más grande y brillante del año, conocida como extra-superluna, se enfrentará a la lluvia de estrellas más popular, las Perseidas.
La fuente de la lluvia de meteoros de las Perseidas es el cometa Swift Tuttle. Cada 133 años, este cometa completa un viaje a través del sistema solar interno y deja tras de sí una estela de polvo y arena. Cuando la Tierra pasa a través de la zona de escombros, partículas de cometas golpean la atmósfera a 2.250 kilómetros por hora y se desintegran creando destellos de luz. Estos meteoros se denominan Perseidas porque vuelan con el fondo de la constelación de Perseo. En un año normal, del 11 al 13 de agosto, los observadores del cielo oscuro por lo general cuentan con más de 100 Perseidas por hora.
Pero este no es un año normal. El 10 de agosto, la Luna llena alcanza su pico coincidiendo con el perigeo, el momento de su órbita más cercano a la Tierra. Esta circunstancia hace a la Luna un 14% más grande y un 30% más brillante que otras lunas llenas del año. El que será el segundo capítulo de las superlunas que iluminarán el verano -después de la del 12 de julio-, la de la noche de agosto será una extra-superluna.
«Esta es una mala noticia para las Perseidas», admite Bill Cooke, de la Oficina de Medio Ambiente sobre Meteoritos de la NASA. «El resplandor lunar borra el telón de fondo negro aterciopelado requerido para ver meteoros débiles, y reduce drásticamente los rastros», explica el experto. En cualquier caso, la corriente de restos del cometa Swift-Tuttle es amplia, y es posible ver las Perseidas ya a finales de julio, mucho antes de que la luna está llena. También, asegura Cooke, «las Perseidas son ricas en bolas de fuego más brillante que Júpiter o Venus. Estas serán visibles a pesar de la luna llena».
Esta concurrencia de las Perseidas y la extra-superluna llega despúes de un inicio de verano instenso, astronómicamente hablando, gracias a la también coincidencia de dos lluvias de estrellas en la noche del 29 al 30 de julio. Pero ya la primaverra apuntaba maneras con el inicio de la triada de eclipses lunaresy un eclipse de sol que solo pudieron disfrutar los pingüinos de la Antártida, llegaron las estrellas fugaces: primero fueron lasLíridas, después las Eta Acuáridas producidas por el cometa Halley y, por último, las Camelopardalis, nunca vista hasta ahora y que dejaron tras de sí, en los lugares donde se pudo ver, unos 200 meteoros por hora.
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