martes, 14 de julio de 2020

Stepped Reckoner

Stepped Reckoner

La Stepped Reckoner.

En los años 1670, el matemático alemán Gottfried Leibniz llevó el cálculo mecánico un paso más adelante de sus predecesores. Leibniz, quien se matriculó en la universidad a los quince años de edad y recibió su licenciatura a los diecisiete años, dijo una vez: "Es indigno de hombres excelentes perder horas como esclavos en el trabajo del cálculo, porque si se usaran máquinas, podría delegarse con seguridad a cualquier persona".


Leibniz extendió las ideas de Blaise Pascal y, en 1671, introdujo el Staffelwalze (Step Reckoner, también conocido como el Stepped Reckoner o máquina de Leibniz), un dispositivo que, así como ejecutaba adiciones y sustracciones, podía multiplicardividir y sacar raíces cuadradas mediante una serie de pasos de adiciones. Los dispositivos de Pascal y Leibniz fueron los antepasados de las computadoras de escritorio de hoy, y los derivados de estas máquinas, incluyendo la calculadora Curta, continuaron siendo producidos hasta que a principios de los años 1970 sus equivalentes electrónicos finalmente llegaron a ser fácilmente disponibles y baratos.
En una carta del 26 de marzo de 1673 al duque Juan Federico, Leibniz describió su propósito de hacer cálculos "leicht, geschwind, gewiß" (sic), es decir, "fácil, rápido y fiable". Leibniz también agregó que los números calculados pudieran ser teóricamente tan grandes como se desee, si el tamaño de la máquina fuera ajustado. Cita: "eine Zahl von einer ganzen Reihe Ziphern, sie sey so lang sie wolle (nach proportion der größe der Machine)" (sic). En español: "un número consistente en una serie de cifras, tan largo como se desee (en proporción al tamaño de la máquina)".
Sin embargo, el "Stepped Reckoner" no era fiable debido a que tenía piezas mecánicas que tendían a trabarse y a fallar.

Enlaces externos[editar]

Calculus ratiocinator

Calculus ratiocinator

El Calculus ratiocinator es un concepto ideado por el filósofo y matemático alemán Gottfried Leibniz con el fin de establecer un marco teórico universal para el cálculo lógico. Normalmente aparece asociado con la más frecuentemente citada characteristica universalis ("característica universal"), un lenguaje conceptual universal.

Interpretaciones[editar]

Existen dos perspectivas contrapuestas sobre lo que Leibniz entiende por Calculus ratiocinator. La primera se asocia con el componente software del ordenador; la segunda, con el componente hardware.

Perspectiva analítica[editar]

La opinión general dentro de la filosofía analítica y la lógica formal es que el Calculus ratiocinator se anticipó dos siglos a la lógica matemática —un «álgebra de la lógica». Desde el punto de vista analítico, el Calculus ratiocinator constituye un motor de inferencia formal, equivalente a un programa de ordenador, que puede diseñarse para efectuar distintos cálculos.
La lógica matemática surge como disciplina en 1879 con la publicación de Begriffsschrift (intitulada Conceptografía en castellano), obra fundacional de Gottlob Frege que sentaría las bases de la nueva lógica. Frege ideó su "concepto-guion" como un Calculus ratiocinator, así como una lingua characteristica. Esa parte de la lógica formal, relevante para el cálculo, entra dentro del ámbito de la teoría de la demostración. Desde esta perspectiva, el Calculus ratiocinator es sólo una parte (o un subconjunto) de la característica universal, y una característica universal completa incluiría un "cálculo lógico".

Perspectiva sintética[editar]

Existe un punto de vista opuesto al anterior, procedente de la filosofía sintética y de campos como la cibernéticaingeniería electrónica y la teoría general de sistemas. La visión sintética entiende que el Calculus ratiocinator hace referencia a una «máquina de calcular». Es el caso del cibernético Norbert Wiener, quien considera al Calculus ratiocinator de Leibniz un precursor de los modernos computadores digitales.
«...La historia del computador moderno se remonta a Leibniz y Pascal. De hecho, la idea general de máquina de calcular no es más que una mecanización del Calculus ratiocinator de Leibniz. (Wiener 1948: 214) »
«... Al igual que su predecesor Pascal, Leibniz estaba interesado en construir máquinas calculadoras de metal. ... así como el cálculo aritmético se presta a la mecanización, evolucionando desde el ábaco y el computador personal hasta los computadores ultrarrápidos de la actualidad, el Calculus ratiocinator de Leibniz contiene el germen de la ratiocinatrix machina, la máquina de razonamiento ( Wiener 1965: 12) »

Stepped Reckoner o «Máquina de Leibniz»
Finalmente, Leibniz sólo pudo construir una máquina para realizar cálculos matemáticos, llamada en su honor «máquina de Leibniz» (también conocida como Stepped Reckoner). Como ideal de máquina de cálculo, el Calculus ratiocinator debía ser capaz de realizar operaciones de cálculo integral y diferencial. De esta manera, el término "ratiocinator" podría entenderse como un instrumento mecánico que opera con ratios o proporciones.
El matemático Hartley Rogers ve una conexión entre ambas perspectivas, analítica y sintética, definiendo el Calculus ratiocinator como "un algoritmo que, aplicado a los símbolos de cualquier fórmula del characteristica universalis, determinaría si dicha fórmula se verifica como una verdad científica" (Hartley Rogers, Jr. 1963,. p 934).

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  • Louis Couturat, 1901. La Logique de Leibniz. Paris: Felix Alcan. Donald Rutherford's English translation of some chapters.
  • Hartley Rogers, Jr. 1963, An Example in Mathematical Logic, The American Mathematical Monthly, Vol. 70, No. 9., pp. 929–945.
  • Norbert Wiener, 1948, "Time, communication, and the nervous system," Teleological mechanisms. Annals of the N.Y. Acad. Sci. 50 (4): pp. 197–219.
  • -- 1965, Cybernetics, Second Edition: or the Control and Communication in the Animal and the Machine, The MIT Press.
  • Desmond Fearnley-Sander, 1982. Hermann Grassmann and the Prehistory of Universal Algebra, The American Mathematical Monthly, Vol. 89, No. 3, pp. 161–166.

Enlaces externos[editar]


VER AQUÍ

jueves, 9 de julio de 2020

Realidades, Construcciones y Dilemas. Una revisión filosófica al construccionismo social

Realidades, Construcciones y Dilemas. Una revisión filosófica al construccionismo social REALITIES, CONSTRUCTIONS AND DILEMMAS. A PHILOSOPHICAL REVISION TO THE SOCIAL CONSTRUCTIONISM 
Mg. Pablo López-Silva (pablo.lopez.silva@gmail.com)
 Department of Philosophy, The University of Manchester (Manchester, United Kingdom)

 Abstract 
The following paper presents and discuses the epistemological premises of one of the relativistic expressions of the so-called constructivism i.e. the social constructionism. Firstly, we trace constructivism’s theoretical origins and later, we distinguish the main ideas of Kenneth Gergen’s social constructionist proposal. The analysis is done in the following way: (a) we analyse the epistemological premises and the philosophical problems arising from them, and (b) we analyse the problematic impact these premises have in the praxis of social sciences. Finally, we conclude that the exclusion of clear philosophical distinctions inside social constructionism undermines social constructionism’s plausibility. Key words: constructivism, social constructionism, Gergen, praxis, postmodernism. 

Resumen 
El siguiente artículo presenta y discute los postulados epistemológicos de una de las expresiones relativistas del denominado constructivismo i.e. el construccionismo social. En primer momento, se rastrean los orígenes teóricos del constructivismo y, posteriormente, se distinguen los principales postulados del construccionismo social de Kenneth Gergen. El análisis se realiza del siguiente modo: (a) Se analizan los supuestos epistemológicos y los problemas filosóficos derivados de éstos, y (b) Se analizan las consecuencias que los postulados construccionistas tienen en la praxis que llevan a cabo las ciencias sociales. Finalmente, se concluye que la exclusión de distinciones filosóficas claras por parte del construccionismo social le resta plausibilidad al enfoque. Palabras clave: constructivismo, construccionismo social, Gergen, praxis, posmodernidad. 

I. Introducción 
La así llamada “posmodernidad” ha propuesto importantes cambios en los cimientos filosóficos de las ciencias sociales. En los últimos veinte años, ciertos postulados posmodernos se han instalado en diversas áreas aplicadas, tales como la sociología, la antropología, la educación y de forma importante en la psicología (1). A pesar de esta clara influencia de todo aquello que llamamos ‘posmodernidad’, el término es bastante difícil de definir. Con todo, podemos indicar que este término en ningún caso hace referencia a un corpus de pensamiento uniforme; más bien, el concepto parece ser mejor definido como una actitud ante la realidad; una actitud que pretende refinar nuestra sensibilidad a la multiplicidad de caminos y verdades, incrementando -postulan los posmodernos- nuestra  tolerancia hacia elementos que a fin de cuentas serían inconmensurables (2). De esta forma, la posmodernidad se levanta como un espacio de crítica al status del conocimiento y de los también así llamados “grandes relatos” que gobernaron el conocimiento hasta el siglo XX. Con el fin de delimitar el concepto, Eagleton distingue entre los términos “posmodernidad” y “posmodernismo” (3). El primero, se define como un período histórico en donde se critican las nociones de verdad, objetividad y razón. Esta definición es complementaria a la ofrecida por Owens, ya que este período histórico se caracterizaría por una actitud crítica hacia la verdad, la objetividad, y la razón. Por otra parte, el término “posmodernismo” también parece emplearse para caracterizar la cultura contemporánea. Con todo, ambos términos, “posmodernidad” y “posmodernismo” parecen en general emplearse indistintamente. Pues bien, sea como fuere, el caso es que las propuestas constructivistas parecen haber hallado su sustento epistemológico y práctico en este marco así llamado “posmoderno”. Sin embargo, y este es el problema que abordaremos, creemos que los postulados constructivistas no ha incluido una apropiada reflexión filosófica, ni acerca de sus premisas epistemológicas, ni acerca de sus consecuencias prácticas. 

El siguiente trabajo (4) propone un breve análisis filosófico a una de las dimensiones relativistas del movimiento constructivista, es decir, el construccionismo social de Kenneth Gergen (1985, 1996, entre otros). Tras revisar las principales premisas epistemológicas del construccionismo, se argumenta que pese a las advertencias de Gergen, el construccionismo social deviene antirrealista, relativista y reduccionista; lo que trae nefastas consecuencias para la praxis de las ciencias sociales. El análisis pondrá su atención en dos focos: (a) la plausibilidad de los postulados epistemológicos del construccionismo social y; (b) las consecuencias que estos postulados construccionistas tienen para la praxis de las ciencias sociales. 

2. Desde el constructivismo al construccionismo social. 

El continuo constructivista Antes de analizar la propuesta socioconstruccionista, podemos responder algunas preguntas que nos ayudarán a comprender el origen y marco teórico. ¿Qué es, pues, el constructivismo y cuál es su relación con el socioconstruccionismo? 

Parece existir un acuerdo que indica que no hay un único tipo de constructivismo. Por ejemplo, Matthews afirma que el término “constructivismo” toma un significado diferente dependiendo del investigador. Es más, parece no tener sentido hablar acerca de un “corpus teórico constructivista” uniforme, robusto y bien definido. Es por esto que diversos autores prefieren referirse, más bien, al constructivismo como “orientaciones constructivistas” (5). 

Con todo, a pesar de que el término puede parecer confuso, es posible rastrear algunos elementos rudimentarios del origen en el trabajo de Giambattista Vico, George Kelly y Von Glaserfeld. Estos autores -entre otros- definen la naturaleza de la realidad como una “construcción”, es decir, como producto de la acción humana. 

Una de las influencias filosóficas más importantes del constructivismo se encuentra en el trabajo de Kant. El filósofo alemán dividió el objeto de nuestro conocimiento en noúmeno y fenómeno, sugiriendo que no podemos conocer la verdadera y última naturaleza del fenómeno, sino que solo su manifestación en nuestra conciencia. Tal manifestación estará determinada por las categorías trascendentales del sujeto trascendental. En consecuencia, Kant propone que nuestra realidad es en cierto sentido una construcción mental determinada por las categorías mentales previas a la experiencia con las cuáles contamos. Sin embargo, es importarte indicar que esto constituye solo un antecedente indirecto de los orientaciones constructivistas, y no el desarrollo temprano de ellas. Si bien Kant propone un importante aporte en torno a la naturaleza constructiva de la mente humana, nunca indicó que aquello que es construido no posea realidad objetiva; es decir, que no se construya sobre algo. Kant solamente restringió las posibilidades de acceso al objeto, indicando que si bien existe noúmeno, sólo lo conocemos en el ‘fenómeno’. Luego, nuestras categorías mentales participarían activamente tomando parte en la construcción de tal manifestación. Sobre esto, Boghossian indica lo siguiente: “According to Kant, for example, the world we experience is constructed by our minds to obey certain fundamental laws, among them the laws of geometry and arithmetic. But Kant didn’t think we were free to do otherwise. On the contrary, he thought that any conscious mind was constrained to construct a world which obeys those laws” (2006:18). 

A pesar de esta última distinción, la relación influencia de Kant en los postulados constructivistas parecen ser claramente reconocible. 

A pesar de la falta de claridad que ha sido asociada a la definición de lo que es el constructivismo, podemos distinguir algunas ideas básicas que comparten las casi 200 expresiones constructivistas documentadas por Feixas y Villegas (2000). 

En la noción más básica del constructivismo, el autoconocimiento y el conocimiento de la realidad emergen como un producto de la interrelación entre las acciones humanas y el ambiente (Feixas y Villegas). Por lo tanto, se niega la idea de una realidad aprehendida de forma pasiva y completamente objetiva (Mahoney). Toda realidad es una expresión de la misma estructura de quien conoce, y por lo tanto, el sujeto participa activamente en el proceso de construcción de tal realidad (Maturana). Von Foerster declarará a su vez que nuestra realidad tal cual como la percibimos en una invención nuestra. 

El constructivismo parece reproducir en sus premisas epistemológicas la crítica estándar del posmodernismo al status objetivo del conocimiento. Saunders indica que la realidad es una construcción realizada por aquel que la describe. Para Glasersfeld el conocimiento de la realidad no puede ser objetivo debido a que el término “conocimiento” denota un tipo de relación entre los seres humanos y su mundo, relación que estará siempre determinada por la estructura humana. Sobre esto Von Foerster indica que el conocimiento de la realidad no es independiente de la estructura humana. La expresión “estructura humana” puede tener diversas explicaciones en el constructivismo. Es más, las diversas expresiones constructivistas parecen separarse unas de otras dependiendo de la forma en que definen esto. Por ejemplo, Maturana/Varela y Von Foerster refieren a la estructura biológica humana como aquel elemento crucial que determina el conocimiento de la realidad. Gergen indica que la estructura social humana es el elemento crucial en la determinación del conocimiento de la realidad. 

En el constructivismo, el conocimiento ya no pretende ser entendido como un conocimiento objetivo. Tal pretensión de objetividad es reemplazada por el concepto de viabilidad. Esta viabilidad -una vez más- puede ser entendida en diversas formas. Guidano entenderá la viabilidad del conocimiento como una viabilidad “psicológica”, Maturana y Varela, por su parte, la entenderá como “viabilidad adaptativa” y Gergen la entenderá como “funcionalidad social”. Otra de las pretensiones más importantes de las orientaciones constructivistas es consumar una crítica sistemática al dualismo cartesiano en tanto relación sujeto-objeto. Gergen indicará que la superación de la tradición dualista propuesta por la posmodernidad, sugiere el reemplazo de un sujeto pasivo y receptor de la realidad, por uno activo en la construcción de ésta. 

Es importante hacer notar que dentro del multiforme escenario constructivista, la naturaleza constructiva de la mente humana transita por un continuo que va desde el subjetivismo absoluto hasta el relativismo social absoluto. Tales posiciones logran incluso distinguirse como dos polos dentro de lo que he denominado el “continuo constructivista”. Con todo, podemos distinguir algunas fases básicas en este continuo (6). Tales fases nos ayudarán a comprender de mejor manera el lugar que toma el construccionismo social en relación con el constructivismo. 

Básicamente, este polo entiende las capacidades cognitivas individuales como el principal elemento en el proceso de construcción del conocimiento. En una paráfrasis a Protágoras, Von Glasersfeld sugiere que la mente humana es la medida de todas las cosas. A tal posición se le ha denominado “constructivismo radical” (una de las obras más sobresalientes de esta expresión constructivista es La Realidad Inventada de Watzlavik). 

Por otra parte, el denominado “constructivismo clásico” propone que la mente humana construye la realidad, pero dentro de una relación sistemática con el medio ambiente (Piaget, Kelly). Esta expresión constructivista propondría una forma atenuada de constructivismo subjetivista. Por otra parte, el “constructivismo social”, que encuentra sus principales fuentes en los trabajos de Vygotsky y Bruner, entre otros, también indica que la mente construye la realidad a través de su relación con el mundo. Sin embargo, este proceso mental de construcción está determinado por la influencia de las relaciones sociales que el sujeto posee cuando lleva acabo la acción constructiva. En este punto, ya podemos observar que los planteamientos constructivistas gradualmente pasan desde un foco subjetivista a uno relativista. 

En el polo relativista, el “construccionismo sociológico” indica que las formas que toma el conocimiento de la realidad y del yo están determinadas por la influencia que ejercen las estructuras sociales e ideológicas sobre las formas de pensar de los sujetos. Finalmente, el “construccionismo social” de Kenneth Gergen se posiciona como la expresión más radical de las expresiones relativistas del constructivismo, dado que indica que el conocimiento es simplemente una “construcción social”, que es reproducida por medio de operaciones lingüísticas cotidianas en el seno de discursos previos al sujeto. Es importante hacer notar que las expresiones constructivistas de esta naturaleza reproducen claramente la crítica posmoderna a la modernidad. Por ejemplo, Kenneth Gergen cita el trabajo de Michel Foucault, Richard Rorty y Jacques Derrida, entre varios otros, como algunas de sus principales fuentes. 

3. El construccionismo social 

3.1. El proyecto construccionista y sus influencias 

Existen diversas expresiones posibles de ser denominadas como “construccionismo social”. Sin embargo, todas ellas pueden ser fácilmente localizadas dentro del polo relativista del continuo constructivista. Dentro de éstas, la propuesta de Kenneth Gergen se ha posicionado como uno de los enfoques más influyentes en la epistemología de las ciencias sociales. 

El proyecto teórico de Gergen se inicia como un intento de sistematizar una “psicología social posmoderna”, que proponga una teoría del conocimiento crítica de los fundamentos racionalistas y empíricos en los cuáles se forjaron las ciencias sociales desde sus inicios. Gergen distingue dos tradiciones clásicas que determinaron las formas de entender la naturaleza del conocimiento en el siglo XX. Mediante su propuesta, Gergen intentará desafiar ambas tradiciones. 

Por una parte, Gergen indica que la “tradición exógena” adopta una posición dualista que asume la existencia de una realidad externa objetiva contrastando con la existencia de una realidad mental privada y subjetiva. El conocimiento de la realidad es válido cuando las representaciones mentales internas del sujeto se ajustan adecuadamente a los estados objetivos de las cosas en el mundo exterior; en palabras de Rorty, cuando la mente es “el espejo de la naturaleza”. Esta tradición enfatiza las condiciones externas a la mente humana en la relación sujeto-objeto que constituyen el conocimiento. 

Gergen indica que la ‘tradición endógena’ -con fuerte influencia Kantiana- propone que el conocimiento está determinado por la existencia a-priori de condiciones mentales que constituyen el objeto conocido. 
Si bien esta tradición también asume un dualismo epistemológico, el conocimiento según sugiere Kant es una proyección de las estructuras internas previas a la experiencia. El foco en esta tradición está puesto en el mundo privado y subjetivo del sujeto que conoce. 

Gergen indica que ambas tradiciones han fallado en ofrecer una visión suficientemente plausible sobre la naturaleza social del autoconocimiento y del conocimiento de la realidad. El autor insiste en que tales tradiciones han desestimado el valor determinante que poseen el ámbito de lo social en la determinación del conocimiento. Éste será el punto de partida de la crítica sistemática de Gergen a la modernidad. 

El proyecto crítico del autor estará fundamentado en diversos elementos de la sociología del conocimiento de Latour y Woolgar, y en el trabajo de Feyerabend, Kuhn y Laudan. Además, la propuesta de Gergen se nutre de la teoría de las representaciones sociales de Moscovici, del análisis del discurso (Potter y Wheterell), de la psicología dialógica de Hermans y de la psicología social crítica de Sampson y de Buss. 

Sin embargo, y tal como el propio Gergen lo reconoce, es el trabajo de Berger y Luckmann el que presenta la influencia más importante en su trabajo. Estos autores indican que nuestra realidad cotidiana es socialmente construida mediante la objetivización de patrones sociales que son construidos y negociados en el seno de nuestras prácticas sociales diarias. El principal medio de objetivización de estos patrones serán las operaciones lingüísticas cotidianas que se dan en cada comunidad social. Por lo tanto, la realidad es construida como un proceso histórico dentro de las interacciones sociales permitidas por el lenguaje. Berger y Luckmann indican que el lenguaje es el principal medio por el cual los humanos acumulan y comunican el conocimiento que ellos han construido de generación en generación. Esta acumulación y traspaso de información mediante las continuas interacciones sociales en el lenguaje construyen y reproducen la realidad. Así, para Berger y Luckmann los humanos crearían y reproducirían una realidad social compartida, la cual existe solamente como un producto de la actividad social humana. 

A continuación, detallaremos algunas de las principales premisas del construccionismo social. 

3.1. Realidad y conocimiento en el construccionismo social 

Como ya hemos indicado, Gergen toma las ideas de Berger y Luckman como base para indicar que la realidad y el sujeto son construcciones sociales, y que la pretensión del conocimiento objetivo sobre estos es un lastre que proviene de la tradición racionalista que fundó las ciencias sociales. Este supuesto conocimiento objetivo no es, pues, más que una pura ilusión (7). Sin embargo, como Hacking indica acerca de las propuestas de Berger y Luckmann: “They did not claim that nothing can exist unless it is socially constructed” (1999:25). De esta forma, Gergen comienza a distanciarse de sus influencias mediante la radicalización de sus postulados. 

En términos generales, Gergen propone una teoría del conocimiento relativista que pone el énfasis de su análisis en las formas en que las personas explican la realidad y a ellos mismos.

(i) “There are no transcendentally privileged accounts of what we take to exist” (Gergen 1997:33) 

Para Gergen no existe ninguna explicación de la realidad que sea más plausible que otra. Con una fuerte influencia de Kuhn, Gergen indica que toda verdad adquiere su validez en el marco de la comunidad que la construye y la legitima como tal. Además, con una clara influencia de la filosofía de Rorty, Gergen indica que todo entendimiento de la realidad se construye, negocia y renegocia en el lenguaje, como un juego discursivo. Gergen indica lo siguiente: “there is no foundational description to be made about an ‘out there’ as opposed to an ‘in here’, […] once we attempt to articulate ‘what there is’ we enter the world of discourse” (1997:72). 

Para Gergen, el conocimiento es una expresión de la estructura social y de los significados sociales que la comunidad enuncia y acepta como tal. Lo que nosotros llamados conocimiento, no es un asunto sobre hechos de un mundo externo y objetivo, sino que es la pretensión hegemónica de un grupo social que intenta ilegítimamente proclamar la superioridad de su forma de entender la realidad por sobre otra. Para el construccionismo social todo aquello que referimos del mundo no está determinado por tal así denominado “mundo” sino, más bien, ya está socialmente determinado y, por lo demás, está socialmente determinado de acuerdo al grado de nuestro compromiso previo con una específica comunidad social. 

Como consecuencia de lo señalado, Gergen indica acerca del socio construccionismo lo siguiente: “Remove the privilege of any person or group to claim superior knowledge of what there is. With respect to truth (a match of word and world) or reason (the arrangement of words themselves), no science, religion, philosophy, political party or other group can claim ultimate superiority” (1997:36). 

(ii) “Whatever account we give of world or self finds its origins within relationships” (Gergen 1997:34) 

Complementando lo indicado en el punto anterior, Gergen indica lo siguiente: “Language gains its capacity for meaning from relationships - from the way in which it is used as people coordinate themselves with each other and the world about them” (1997:36). 

Para Gergen, los juegos del lenguaje en los cuales emergen las verdades compartidas por una comunidad tienen un valor funcional, es decir, coordinar a los diferentes sujetos en torno a visiones construidas sobre la realidad. En este sentido, Gergen indica que en el construccionismo social: “la verdad parece ser una cuestión de perspectivas, y éstas productos de intercambios y consensos sociales, es decir, construidas en los sistemas de comunicación social” (1997:20). El conocimiento en esta perspectiva es comprendido como relacional, en tanto mantiene a las comunidades cohesionadas y se crea y re-negocia dentro de ellas mismas. Como señalan Ibañez, la veracidad de cualquier enunciado sobre la realidad solo es determinado por el nivel de argumentación y la posición en la red conversacional que tenga quien lo enuncia, siendo un consenso derivado de una interacción social. En el construccionismo social, la realidad es, a fin de cuentas, un conjunto de significados conversacionales que son socialmente compartidos. 

(iii) Language primarily functions as social action, constitutive of one or more traditions (Gergen 1997:34) 

Tal como hemos indicado, la pretensión de un conocimiento objetivo es el mero resabio de una de las tantas tradiciones que intentó definir la realidad durante el siglo XX. Por lo tanto, la objetividad es imposible, en tanto todo conocimiento es relativo a la comunidad al cual pertenece.


VER MÁS

Escriba lo que desea buscar en este blog

Archivo del blog