lunes, 29 de febrero de 2016

Celso - El Discurso Verdadero



El discurso verdadero (contra los cristianos) – Celso
Publicado el 17 mayo, 2011 por ateoyagnostico
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Celso (griego: Κέλσος [Kelsos]) , filósofo romano del siglo II, criticó la fe bíblica judeocristiana escribiendo en contra de esta. Este escribió en su libro El Discurso verdadero(Λόγος ‘ΑληΘής):
«La raíz del cristianismo es su excesiva valoración del alma humana, y la idea absurda de que Dios se interesa por el hombre.»
La intelectualidad pagana veía en los cristianos una nueva peste del Imperio, al considerar a su religión como a una perniciosa superstición que conducía a la disgregación social. Un buen testimonio de este pensamiento es la obra de Celso, ” El Discurso verdadero” (Doctrina verdadera. año 177), en la que los cristianos son presentados como ignorantes, seguidores de charlatanes y ejecutores de prácticas mágicas.
Se cree que, aunque no practicó la medicina, fue autor de una enciclopedia sobre medicina, retórica, historia, filosofía, la guerra y la agricultura, una obra titulada “De Medicina” fiel al hipocratismo, de notable interés en su época y recuperada en el Renacimiento, teniendo gran influencia en la Europa moderna después de que la imprenta la diera a conocer tantas veces. Celso fue el primer autor médico cuya obra fue impresa en caracteres móviles (1478) tras el invento de Gutenberg. Es la primera obra de medicina clásica que se imprimió.
Contra Celso, escrita entre 70 y 80 años más tarde por Orígenes, critica la obra de Celso. Gracias a esto aun podemos conservarla debido a que este la incluye en ella.
En ella se burla de Jesucristo, diciendo que habría sido hijo de una judía amancebada con un soldado romano, que habría practicado la magia que aprendió en Egipto y que por eso se ganó unos cuantos discípulos de entre la plebe más miserable y digna de compasión. Sin embargo, para Celso el argumento más fuerte en contra de Cristo es su humillante muerte en la cruz, absolutamente indigna de una divinidad. Compara luego los relatos de la resurrección con los que circulaban de otros personajes de la cultura griega:
“Las viejas leyendas que narran el nacimiento divino de Perseo, de Anfión, de Eaco, de Minos, hoy ya nadie cree en ellas. Por lo menos dejan a salvo cierta verosimilitud, pues se atribuyen a esos personajes acciones verdaderamente grandes, admirables y útiles a los hombres. Pero tú ¿qué hiciste o dijiste hasta tal punto maravilloso? En el Templo la insistencia de los Judíos no pudo arrancarte una sola señal que pudiera manifestar que eras verdaderamente el Hijo de Dios.”
CELSO, Discurso verdadero contra los cristianos’, pág. 5
Su prosa, si bien incendiaria, busca activar los mecanismos de la razón en una parte del movimiento cristiano que él consideraba capaz de entender su mensaje, a pesar de que consideraba a la mayoría de los fieles de la nueva religión como gente inculta:
“La equidad obliga, no obstante, a reconocer que hay entre ellos gente honesta, que no está completamente privada de luces, ni escasa de ingenio para salir de las dificultades por medio de alegorías. Es a éstos, a quienes este libro va dirigido propiamente, porque si son honestos, sinceros y esclarecidos, oirán la voz de la razón y de la verdad, como espero.”
CELSO, Discurso verdadero contra los cristianos’, pág. 3
De la crítica al fundador del cristianismo, pasa a sus seguidores y doctrinas. Según Celso los cristianos habrían favorecido una suerte de Estado dentro del Estado: no participan en los cultos ni fiestas, niegan las tradiciones de los antepasados. Además serían gente de la peor calaña: ignorantes, pobres, supersticiosos, vendidos, etc. Sin embargo, dada la situación del imperio, les invita a participar de una alianza política que permita un nuevo enriquecimiento del imperio.
Es revelador e invita a reflexionar su texto:
“Hay una raza nueva de hombres, nacidos ayer, sin patria ni tradiciones, unidos contra todas las instituciones religiosas y civiles, perseguidos por la justicia, universalmente marcados de infamia, pero que se glorían de la execración común”
CELSO, Discurso verdadero contra los cristianos, J.J Pauvert, pág. 37
El filósofo romano es crítico con las pruebas que ofrecen sus contemporáneos cristianos a favor de la divinidad de Jesús, al recordarles que mucho de lo que se le atribuía ya era común en otras figuras míticas de la época:
” ¿Qué razones os autorizaban a creer que él era Hijo de Dios?
–Y, decís, porque él sufrió el suplicio para destruir la fuente del pecado.
–Pero ¿no hay millares de otros que fueron ejecutados, y no con menos ignominia? (…) ¿Qué razón, a fin de cuentas, os persuade a creer en él? ¿Es porque predijo que después de muerto resucitaría? Pues bien, sea, admitamos que hubiera dicho eso. ¡Cuántos otros esparcen también maravillosas fanfarronadas para abusar y explotar la credulidad popular! Zamolxis de Citia, esclavo de Pitágoras, hizo otro tanto, según se dice, y el propio Pitágoras en Italia; y Rampsonit de Egipto, de quien se cuenta que jugó a los dados en el Hades con Deméter y que volvió a la tierra con un velo que la diosa le había dado. Y Orfeo entre los Odrises, y Protesilao en Tesalia, y Hércules, y Teseo en Tenares. Convendría previamente examinar si alguna vez alguien, realmente muerto, resucitó con el mismo cuerpo.”

Los primeros descubrimientos anatómicos

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Los primeros progresos quirúrgicos del siglo XV recibieron un nuevo empujón con la impresión de la obra De Medicina de Cornelio Celso en 1478, lo que condujo a los iniciales descubrimientos anatómicos:
  1. la descripción de Alejandro Achillini en su comentario sobre Mondino Luzzi, donde habla sobre el canal de la bilis en el duodeno y de los huesos martillo y yunque del oído medio.
  2. Mientras, Berengario demostró mediante experimentos que el riñón no es un tamiz, es decir, que no tiene textura de red, ya que cuando se le inyectaba agua caliente con una jeringa solamente se hinchaba y no pasaba agua a su través. Asimismo, realizó la primera exposición clara del apéndice vermiforme, de la glándula del timo y de otras estructuras.

Alejandro Achillini

Ilustración de Berengario da Carpi
Fue un enciclopedista romano (y tal vez médico), cuyo trabajo De Medicina es la única sección que se conserva de una enciclopedia mucho más extensa llamada Artes. Esta obra esuno de los mejores registros del saber de los médicos alejandrinos.
Desapareció durante la Edad Media hasta que a comienzos del siglo XV, en Italia, se redescubrieron y volvieron a circular los libros de tema médico. Fue la primera obra médica antigua en ser impresa y, ya desde antes, cuando circulaba manuscrito, se convirtió en objeto de veneración de los médicos humanistas del Renacimiento, quienes valoraron sobre todo la pureza de su estilo latino y la precisión de sus doctrinas médicas.

Cornelio Celso

De Medicina. Cornelio Celso

jueves, 25 de febrero de 2016

Daniel Innerarity: «Entender que el mundo es más inexacto le dará más realismo a la economía»

Daniel Innerarity, catedrático de Filosofia: «Los filósofos tienen más trabajo del que pueden realizar»

El Premio Nacional de Ensayo de 2003 asegura que en la época actual «sin ideas no se va a ninguna parte» 


31.07.10 - 01:51 - 

El catedrático de Filosofía de la Universidad de Zaragoza Daniel Innerarity participó ayer en los cursos de verano de la UMA en Vélez-Málaga, donde defendió otra forma una forma de ver y entender la economía.
-¿Cree que pasamos por un momento de crisis de ideas?
- Creo que ahora mismo los filósofos tenemos más trabajo del que podemos realizar. El mundo se ha convertido en algo tan complejo y tan interesante al mismo tiempo, tan crítico que no falta trabajo para quien quiera interpretarlo adecuadamente. En otras épocas históricas no hacía falta comprender el mundo para actuar en él. En esta época sin ideas no se va a ninguna parte.
-¿Se siente más filósofo que pensador o al contrario?
- No sé muy bien cuál es al diferencia. Yo me siento filósofo.
-¿Tiene en cuenta la política el trabajo que realizan los filósofos a la hora de resolver los problemas?
- Se nos escucha bastante. Otra cosa es que seamos capaces de acertar a la hora de orientar la acción política o la vida económica, que es muy compleja y que no se puede gobernar desde principios generales o de tópicos. No me quiero quejar. Veo que si queremos comprender el mundo contemporáneo, tenemos que hacer una descripción de la realidad que exige unos instrumentos muy sofisticados y complejos.
-¿Qué es lo que más le inquieta actualmente?
- Lo que más me inquieta son cosas muy poco filosóficas, pero dentro de la filosofía me inquieta la desproporción que hay entre una realidad tecnológica, financiera, económica y comunicativa, que avanza a gran velocidad y que ha demostrado ser muy inteligente, y unos instrumentos políticos para gobernar esas nuevas realidades que están muy por detrás, que no tienen el nivel de innovación, de inteligencia colectiva que se requieren para gobernar esos nuevos asuntos.
-¿Cómo ve el futuro de la economía después de esta crisis?
- Veo que la economía ahora mismo está frente a la exigencia de dejar de considerarse una descripción exacta del mundo y pasar a considerar una gestión de un mundo incalculable, un mundo más inexacto. Entender que el mundo es más inexacto le va a dar más realismo, comprender que detrás de las realidades económicas lo que hay son pasiones humanas, sujetos que tenemos miedos, expectativas, que nos equivocamos como conjunto. Esa es la equivocación del mercado.

Científicos investigan el origen de pigmentos de cerámicos precolombinos del noroeste

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Científicos investigan el origen de pigmentos de cerámicos precolombinos del noroeste argentino


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25 de febrero de 2016

(Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller)-. Usando técnicas a escala atómica, descubrieron que el color blanco de un tipo de diseño ceremonial proviene de minerales y, en otros casos, de huesos molidos.
Los pigmentos empleados para decorar cerámicos precolombinos en la región del noroeste argentino no siempre tenían el mismo origen. Así lo revela un trabajo interdisciplinario de científicos que se basó en el análisis a escala “atómica” de materiales descubiertos en sitios arqueológicos de las regiones de la Puna y la Quebrada de Humahuaca, en la provincia de Jujuy.

Los investigadores se centraron en los pigmentos blancos que dan forma a diseños en semicírculos o círculos de color blanco en la superficie de las vasijas. “Estos diseños, denominados vírgulas o comas, constituyen un atributo particular de piezas que se asocian generalmente con contextos ceremoniales”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir la antropóloga Verónica Acevedo, quien está realizando el doctorado en arqueología de la UBA. Esa iconografía transitó las dos regiones al mismo tiempo en el pasado prehispánico y posterior al contacto con el español, aunque con características particulares en cada una de ellas.
Mediante dos técnicas no destructivas que proveen información química y estructural, la espectroscopía Raman y la difracción de rayos X, los científicos rastrearon la composición y el posible origen de los pigmentos utilizados. Y hallaron que, mientras en muestras del norte de la Puna, la presencia de fosfatos sugiere el uso de huesos molidos, en la Puna central y la Quebrada de Humahuaca usaban compuestos minerales de calcio y titanio.
El estudio permite echar luz sobre “parte de las opciones tecnológicas utilizadas por los alfareros del pasado en la preparación de las mezclas pigmentarias”, afirmó Acevedo.

Otras autoras del trabajo, las doctoras María Reinoso y Eleonora Freire, investigadoras del CONICET en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), resaltaron la importancia de este tipo de trabajo interdisciplinario para ampliar las fronteras del conocimiento sobre diferentes pueblos que habitaron en la región.

FOTO NOTA

Los semicírculos o círculos de color blanco – denominados vírgulas o comas – en la superficie de las vasijas precolombinas y posteriores a esa época (halladas en el noroeste argentino) constituyen un atributo particular de piezas que se asocian generalmente con contextos ceremoniales

miércoles, 10 de febrero de 2016

El psicodrama vasco


El psicodrama vasco

La firmeza para no olvidar el terrorismo etarra no está reñida con iniciativas que buscan sanar heridas

Justo cuando más razones parece haber para la esperanza porque ETA y sus adláteres han reconocido más o menos su fracaso, el pesimismo y la impotencia brotan en forma de disputas, desplantes y reproches en las instituciones al tiempo que la sociedad vasca parece más preocupada por los presos etarras que por sus víctimas. El sufrimiento, siempre el sufrimiento, así dice el budismo, como si los demás no apreciaran lo suficiente nuestras heridas.
Creo que a esto aluden algunos intelectuales cuando denuncian la “privatización de las víctimas” (Ruiz Soroa, EL PAÍS, 11-11-2013) y el camino propuesto por un sector de la iglesia vasca, Gobierno vasco y la propia izquierda abertzale, que parece apostar por una resolución personalizada, terapéutica y despolitizada del conflicto terrorista consistente en “chapotear en la sensiblería sentimental”. Se trataría de reconocer que ha habido sufrimiento y violencia en “los dos bandos” y que todos debemos hacer un esfuerzo de reconciliación en pro de la convivencia futura “pasando página” sin echar más sal en las heridas. Así, en nombre del perdón se evitaría rendir desagradables cuentas y remontando los agravios hasta la Guerra Civil, cuando no a las carlistas, se diluirían responsabilidades y se salvaría la legitimidad del relato nacionalista.
Y no les falta razón. Es verdad que el dolor de los familiares del etarra preso o muerto puede ser, a nivel emocional o psicológico, muy similar al de los familiares de su víctima, pero es una barbaridad intercambiar el orden de las causas y los efectos, equiparar al agredido con el agresor e ignorar la dimensión política y racional del asunto: que haya personas dispuestas a legitimar el crimen como herramienta de acción política. El terrorismo de ETA conecta con los pasajes más atroces de la condición humana: el estalinismo, el nazismo y tantos otros totalitarismos sangrientos, crímenes contra la humanidad que han de perdurar en la memoria colectiva para evitar que sean reproducidos.

Todos los seres humanos caemos en trampas psicológicas parecidas cuando nos aferramos a nuestras respectivas legitimidades
Pero puede que sí les falte emoción. Tanto como aprecio los lúcidos argumentos citados, me incomoda la frecuencia con que encuentro alusiones despectivas a la dimensión emocional, ya sea en alusión a los nacionalismos o asociada siempre a lo privado, como si algunos de nuestros políticos y pensadores dieran por hecho que nuestra dimensión política se basa solo en la razón mientras los sentimientos se quedan para la casa, la familia y el tiempo libre. Me apena que la unanimidad ante el legado de Mandela —desde Rajoy hasta Sortu—, se haya limitado a las declaraciones verbales, sin que nadie intente emular sus gestos ante el adversario. Reconocer que ni “todas las violencias” ni el sufrimiento nos igualan no debería confundirse con ignorar que todos los seres humanos caemos en trampas psicológicas parecidas cuando nos aferramos a nuestras respectivas legitimidades.
Quizás por ello me molestan los sarcasmos hacia algunas iniciativas —llámense “vía Nanclares” o Gleencree— que, por minoritarias o confusas que puedan parecer, intentan abordar el fin del terrorismo incorporando la dimensión psicológica, vivencial e integral de sus protagonistas. En la primera de ellas, Nanclares, se ha fomentado el proceso de arrepentimiento de un sector de etarras que, por pequeño que sea, marca el camino hacia el reconocimiento del daño causado, la voluntad de reparación en lo posible y el propio encuentro “restaurativo” con los allegados de sus víctimas. En la segunda, denominada Gleencree, se ha posibilitado el contacto entre víctimas de ETA, pero también del GAL y de la extrema derecha, para resaltar el valor del encuentro interpersonal como herramienta reparadora. Experiencias enriquecedoras aunque solo sean por la transformación personal que relatan sus actores.
Coincido con Ruiz Soroa en que tales iniciativas no deben sustituir a “la aplicación inexorable de las penas legalmente establecidas”, pero, sinceramente, no veo incompatibilidad alguna entre la necesaria firmeza con la que debemos preservar la memoria social del terrorismo etarra, focalizada en sus víctimas y no en sus presos, y el reconocimiento hacia todo esfuerzo bienintencionado por restañar las heridas del terrorismo, sea a nivel más personal o social, nos guste más o menos.
En su libro Cómo pudo pasarnos esto, Idoia Estornés escribe una frase que añade una carga psicodramática a lo ya dicho cuando lamenta haberse visto obligada a “discutir en falso con seres con los que comparto las convicciones más esenciales de la vida” (página 518). Nos ha ocurrido mientras había muertos —¡cuántas sobremesas, planes, cumpleaños, negocios, nacimientos, viajes y relaciones destrozados!— y nos sigue pasando cada vez que hay enfados insalvables entre personas que se aprecian mucho más allá de lo político-ideológico. Como si ni siquiera fueran tan reales e importantes las razones que nos enfrentan y la tragedia que tanto dolor provoca tuviera su punto de paripé, de comedia en la que proyectamos no sé sabe bien qué otras frustraciones existenciales.
Vicente Carrión Arregui es profesor de Filosofía.

Aristóteles y las hojas del recreo

Aristóteles y las hojas del recreo

La educación filosófica, artística y literaria es imprescindible

Aunque no soy futbolero, en aras de una mejor convivencia escolar colaboro con las actividades deportivas del recreo porque me parece preferible que los alumnos peguen patadas y manotazos al balón a que se los den entre ellos. Además, así me familiarizo con los chavales de la ESO ya que, si nuestros próximos representantes políticos no detienen la aplicación de la LOMCE, los profesores de Filosofía nos veremos desplazados del bachillerato y trataremos de cubrir horarios impartiendo “Valores éticos” a quienes no se apunten a Religión Católica. No es que se nos vayan a caer los anillos por ello, ojo —en mi opinión, cuanto más niños, mayor inclinación filosófica tenemos los humanos—, pero es lamentable que sustraigamos al conjunto de nuestros jóvenes la reflexión crítica asociada a las humanidades.

OTRO ARTÍCULO DEL AUTOR

Pero dejémonos de lamentaciones y volvamos al patio. El otro día había tal cantidad de hojas acumuladas ante una de las porterías que me pareció temerario empezar el partido, por lo que propuse a los chavales que las intentáramos sacar del campo empujándolas con los pies. Me puse a ello y cuando conseguí que unos cuantos alumnos me secundaran comprendí que la juerga consistía en tirármelas a mí ante los divertidos comentarios de los consabidos mirones. Molesto, suspendí el partido y me dirigí al interior del instituto. Con la ayuda del equipo directivo localizamos unos rastrillos y unas bolsas de basura con los que reintenté organizar la recogida.
Para mi sorpresa, apenas un alumno de entre muchas decenas se ofreció a ayudar de buen grado. Los demás miraban, se reían, decían que menganito quería ayudar y se sorprendían cuando les pedía colaboración, como si fuera una humillación inaceptable agacharse y meter las hojas húmedas en sus bolsas. Sólo cuando les amenazaba con algún tipo de sanción o perjuicio a quienes, además de no colaborar, se chanceaban de la situación, fui consiguiendo una cierta respuesta. Lentamente algunos chavales más se fueron implicando por sí mismos. Eso sí, a poco que me descuidara, el palo del rastrillo acababa en la cabeza de alguien, las bolsas medio llenas volvían a volcarse o las hojas re invadían el campo... Pensarán que exagero, pero no crean. Volví a clase con un sentimiento penoso: no solo por la poca participación sino por la tristeza de sospechar que la mayoría de la gente, en el patio como en la sociedad, cree sentirse mejor cuando no colabora que cuando sí.
Justo lo contrario de lo que me tocaba explicar sobre Aristóteles unos minutos después. Por último año, todos los alumnos de 2º de Bachillerato han de dedicar un tiempo a las reflexiones del estagirita sobre la sociedad, ya saben, la preeminencia de lo colectivo, la búsqueda de la felicidad, el bien común, la subordinación de la ética a la política, la satisfacción derivada de hacer las cosas bien, en fin, nada que ver con lo que acababa de vivir en el patio. ¿Será por esto que quitan la Historia de la Filosofía, porque lo que decían esos señores ya no sirve de nada en este mundo en que vivimos tan ensimismados en nuestras cuitas particulares? ¡Qué desazón!
Los profesores de Filosofía no somos una parte accidental del sistema educativo
Les confesaré que me sentía un imbécil intentando explicar lo del holismo, el organicismo, la phronesis o la politeiasin referirme a las dichosas hojas. ¿Acaso la Política de Aristóteles no se caracteriza por su carácter pragmático, en contraste con el utopismo de su maestro Platón? Como habíamos dedicado alguna clase previa a la amistad según la Ética a Nicómaco, utilicé una de sus frases: “Cuando los hombres se aman unos a otros no es necesaria la justicia”, para lanzar algunas cuestiones al vuelo: ¿puede funcionar la recogida de hojas sin amenazas, leyes ni normas (justicia), exclusivamente por la satisfacción de participar de algo que a todos nos beneficia? ¿Son los ciudadanos más felices cuando se sienten parte activa de su comunidad y disfrutan del trabajo bien hecho o, por el contrario, la felicidad mayor estriba en la habilidad para escaquearse y burlarse del trabajo ajeno? ¿Lo que valía en la Grecia antigua sigue siendo válido en lo sustancial o hemos mutado? ¿Para bien o para mal?
No sé muy bien si son preguntas éticas o dianoéticas pero sí que me parecen necesarias, por mucho que a Aristóteles le expulsen de los currículos. Los profesores de Filosofía, desde donde nos dejen, no somos una parte accesoria o accidental dentro del sistema educativo, porque la educación cívica y política de las próximas generaciones es más urgente que nunca vistos los desafíos que nos depara la convivencia intercultural. Desde la tarima o desde el recreo, no importa —uno sospecha que lo aparentemente irrelevante a veces es lo principal—, estamos obligados a recordar a la sociedad que la educación filosófica, artística y literaria es imprescindible para no resignarnos a que nuestros hijos sean de los que se quedan mirando mientras los demás se mojan las manos para que ellos puedan seguir jugando.
Vicente Carrión Arregui es profesor de Filosofía en el IES Fray Pedro de Urbina de Miranda de Ebro, Burgos.

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