lunes, 21 de marzo de 2011

“El terremoto y el tsunami son el antiicono”

Experto en política científica y tecnológica, Mario Albornoz asume que la catástrofe nipona será un símbolo que obligará a rediscutir los parámetros del desarrollo tecnológico. Y plantea que aquí el nuevo escenario abre la discusión sobre su futuro. El imaginario en torno de Japón, la conciencia sobre la fuerza de la naturaleza, el futuro de la energía nuclear.

martes, 8 de marzo de 2011

Científicos descubren un cactus que camina

Un equipo de investigadores chinos ha encontrado el fósil de un "cactus andante" de hace 520 millones de años que podría ser el antepasado más antiguo descubierto hasta ahora de las actuales arañas, según informaron estos científicos.

Un equipo de investigadores chinos ha encontrado el fósil de un "cactus andante" de hace 520 millones de años que podría ser el antepasado más antiguo descubierto hasta ahora de las actuales arañas, según informaron estos científicos.
La bizarra criatura, con diez pares de patas articuladas y 6 centímetros de longitud, se llama "Diania Cactiformis" y es el primer eslabón perdido conocido entre los gusanos y los artrópodos.La Diania habitaba el fondo marino de lo que hoy es la provincia de Yunnan, en la cordillera del Himalaya y al suroeste del país asiático."La importancia de Diania para la biología es que los artrópodos son uno de los grupos de animales invertebrados de mayor éxito y es muy bonito el haber descubierto lo que puede ser el animal más primitivo de este grupo con patas articuladas", señaló a Efe Jianni Liu, líder del equipo de investigación conjunta entre la Universidad de Freie en Alemania y la del Noroeste de China, en Xian.Liu añadió que este descubrimiento es "importante porque aporta evidencias de que los artrópodos evolucionaron a partir de los lobopodios", esto es, los antepasados de los gusanos, cuyos registros fósiles se remontan al periodo Cámbrico.Los cuerpos blandos de los extinguidos lobopodios estaban formados por segmentos y sus patas solían acabar en una uña en sus extremos. El fósil "Diania Cactiformis" descubierto en 2006 El fósil de la "Diania Cactiformis" fue descubierto en 2006 durante una exploración en el distrito de Chengjian, en Yunnan, y a la luz de las investigaciones podría ser el miembro más evolucionado de los lobopodios o bien el primer artrópodo, que en la actualidad suponen más del 80 por ciento de las especies vivas.La doctora Liu acaba de publicar en la revista Nature la tesis en la que ella y su equipo han estado trabajando, donde se refleja la habilidad que la Diania tenía para desplazarse a gran velocidad y saltar con agilidad, a pesar de que este "cactus andante" también se extinguió. El equipo cree que algunos de los apéndices de la Diania evolucionaron hasta convertirse en articulaciones depredadoras que dieron más capacidad de supervivencia a los artrópodos. Haga clic aquí para ver la noticia completa

sábado, 5 de marzo de 2011

Tecnociencia para la sostenibilidad

Existe un consenso creciente acerca de la necesidad y posibilidad de dirigir los esfuerzos de la investigación e innovación hacia el logro de tecnologías favorecedoras de un desarrollo sostenible, incluyendo desde la búsqueda de nuevas fuentes de energía al incremento de la eficacia en la obtención de alimentos, pasando por la prevención de enfermedades y catástrofes, el logro de una maternidad y paternidad responsables o la disminución y tratamiento de residuos, el diseño de un transporte de impacto reducido, etc. Ello exige superar la búsqueda de beneficios particulares a corto plazo que ha caracterizado, a menudo, el desarrollo tecnocientífico, así como la idea simplista de que las soluciones a los problemas con que se enfrenta hoy la humanidad dependen, fundamentalmente, de tecnologías más avanzadas, olvidando que las opciones, los dilemas, a menudo son fundamentalmente éticos.
Cuando se plantea la contribución de la tecnociencia a la sostenibilidad, la primera consideración que es preciso hacer es cuestionar cualquier expectativa de encontrar soluciones puramente tecnológicas a los problemas a los que se enfrenta hoy la humanidad. Pero, del mismo modo, hay que cuestionar los movimientos anti-ciencia que descargan sobre la tecnociencia la responsabilidad absoluta de la situación actual de deterioro creciente. Muchos de los peligros que se suelen asociar al “desarrollo científico y tecnológico” han puesto en el centro del debate la cuestión de la “sociedad del riesgo”, según la cual, como consecuencia de dichos desarrollos tecnocientíficos actuales, crece cada día la posibilidad de que se produzcan daños que afecten a una buena parte de la humanidad y que nos enfrentan a decisiones cada vez más arriesgadas (López Cerezo y Luján, 2000).
No podemos ignorar, sin embargo, que, como señala el historiador de la ciencia Sánchez Ron (1994), son científicos quienes estudian los problemas a los que se enfrenta hoy la humanidad, advierten de los riesgos y ponen a punto soluciones. Por supuesto no sólo científicos, ni todos los científicos. Por otra parte, es cierto que han sido científicos los productores de, por ejemplo, los freones que destruyen la capa de ozono. Pero, no lo olvidemos, junto a empresarios, economistas, trabajadores, políticos… La tendencia a descargar sobre la ciencia y la tecnología la responsabilidad de la situación actual de deterioro creciente, no deja de ser una nueva simplificación maniquea en la que resulta fácil caer. Las críticas y las llamadas a la responsabilidad han de extenderse a todos nosotros, incluidos los “simples” consumidores de los productos nocivos (Vilches y Gil, 2003). Y ello supone hacer partícipe a la ciudadanía de la responsabilidad de la toma de decisiones en torno a este desarrollo tecnocientífico. Hechas estas consideraciones previas, podemos ahora abordar más matizadamente el papel de la tecnociencia.
Existe, por supuesto, un consenso general acerca de la necesidad de dirigir los esfuerzos de la investigación e innovación hacia el logro de tecnologías favorecedoras de un desarrollo sostenible (Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, 1988; Gore, 1992; Daly, 1997; Flavin y Dunn, 1999…), incluyendo desde la búsqueda de nuevas fuentes de energía al incremento de la eficacia en la obtención de alimentos, pasando por la prevención de enfermedades y catástrofes, el logro de una maternidad y paternidad responsables o la disminución y tratamiento de residuos, el diseño de un transporte de impacto reducido, etc.
Es preciso, sin embargo, analizar con cuidado las medidas tecnocientíficas propuestas y sus posibles riesgos, para que las aparentes soluciones no generen problemas más graves, como ha sucedido ya tantas veces. Pensemos, por ejemplo, en la revolución agrícola que, tras la Segunda Guerra Mundial, incrementó notablemente la producción gracias a los fertilizantes y pesticidas químicos como el DDT. Se pudo así satisfacer las necesidades de

Sócrates y los Sofistas

Filosofía antigua

Filosofía griega

¿Qué es Filosofía?

Nacimiento filosofía

2011, Año Internacional de la Química y Año Internacional de las Mujeres Científicas

Como sabemos 2011 ha sido declarado por la Asamblea General de Naciones Unidas Año Internacional de la Química, coincidiendo con el centenario del Premio Nobel otorgado a Marie Curie –Marja Sklodowska- por sus aportes a la Química.
Lo que resulta menos conocido es que, aprovechando el valor simbólico de la figura de Madame Curie, poseedora de dos premios Nobel y una de las personas dedicadas a la ciencia más importantes de la historia (independientemente del género), 2011 ha sido elegido también, como Año Internacional de las Mujeres Científicas.
Se corre el riesgo, sin embargo,de que esta celebración del aporte de las mujeres a la ciencia pase desapercibida por su carácter incidental, contribuyendo así, una vez más, a la histórica infravaloración de sus aportaciones. Una infravaloración acompañada de barreras que han dificultado –cuando no llanamente impedido- su acceso a la investigación científica. Baste recordar que hace un siglo la mujer tenía prohibido el acceso a la Universidad en la mayor parte del mundo. Y aunque hoy el número de mujeres y hombres sea prácticamente el mismo en las aulas universitarias de muchos países, la mujer aún accede a puestos de responsabilidad científica en una proporción muy inferior.
Con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, que este año 2011 lleva por lema “La igualdad de acceso a la educación, a la capacitación y a la ciencia y la tecnología: la vía hacia el trabajo digno para la mujer”, queremos contribuir a impulsar los objetivos del Año Internacional de las Mujeres Científicas. Debemos aprovechar la ocasión que brinda esta celebración para debatir y cuestionar los obstáculos que siguen dificultando el pleno aprovechamiento para la ciencia de las mujeres, es decir, de la mitad de la humanidad.
Y no debemos olvidar el relevante papel jugado por las mujeres científicas en el origen y desarrollo de lo que empieza ya a denominarse nueva Ciencia de la sostenibilidad. Es preciso recordar, en particular, la obra de Rachel Carson, considerada a justo título la “Madre del movimiento ecologista” por la enorme influencia que tuvo su libro Primavera Silenciosa (en el que daba abundantes y contrastadas pruebas de los efectos nocivos del DDT) en el surgimiento de grupos activistas que reivindicaban la necesidad de protección del medio ambiente, en su más amplio sentido, que incluye a la especie humana. Merece la pena recordar las violentas críticas y el acoso que sufrió por parte de la industria química, de los políticos e incluso de numerosos científicos, que inicialmente negaron valor a sus pruebas y le acusaron de estar contra un progreso que permitía dar de comer a una población creciente y salvar así muchas vidas humanas. Sin embargo, apenas 10 años más tarde se reconoció que el DDT era realmente un peligroso veneno y se prohibió su utilización (aunque, desgraciadamente, se siguió utilizando en algunos países en desarrollo).
No se trata, por lo demás, de un caso aislado: las revistas científicas están repletas de trabajos relevantes en el campo de la sostenibilidad realizados por mujeres. El Año Internacional de las Mujeres Científicas ha de ser ocasión para poner de relieve estas aportaciones y, sobre todo, para hacer saltar los obstáculos que aún limitan el pleno aprovechamiento de su trabajo en todos los campos de la ciencia y, en especial, en el de la construcción de un futuro sostenible. Como ha señalado el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon: “La igualdad de las mujeres y las niñas constituye también un imperativo económico y social. Hasta que no se logre liberar a las mujeres y las niñas de la pobreza y la injusticia, todos nuestros objetivos —la paz, la seguridad, el desarrollo sostenible— correrán peligro”.

Educadores por la sostenibilidad
Boletín Nº 62, 8 de marzo de 2011
http://www.oei.es/decada/boletin062.php

Escriba lo que desea buscar en este blog

Archivo del blog